Jootsen, que ayer se mostró encantado con la calidad del elenco de cantantes escogido, dijo también que es la tercera pieza de Strauss con la que se enfrenta en el último año, basada en este caso en la traducción alemana de Hedwig Lachmann de la tragedia de Oscar Wilde.
En su opinión, se trata de una obra “con una gran violencia y fuerza”, con “una historia de amor que va demasiado lejos”, mientras que en la dramaturgia su principal interés ha sido el de presentar “una sociedad en la que todo el público pueda reconocer e identificar la falta de valores que mostramos”.
La acción se centra en el episodio bíblico de la decapitación de San Juan Bautista, ordenada por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea (siglo I d.C), a instancias de la princesa Salomé, hija de su hermano Herodies Filipo y de Herodia, ahora, casada en segundas nupcias con Herodes Antipas.
Según Jootsen, una de las claves de la ópera, desde que fue estrenada a principios del siglo pasado, ha sido siempre la escena del baile de Salomé ante Herodes, porque “normalmente, las cantantes no saben bailar muy bien o se opta por otras personas para que lo hagan”.
En este proyecto escénico, se ha decidido incluir un cortometraje gracias al cual se conocerá el gran secreto de la vida de Salomé.
Guy Jootsen cree que esto es lo destacable del baile –el secreto– así como que Salomé consiga colocarse en el centro de la acción, tomando la iniciativa y “dejando de ser una niña para convertirse en una mujer, que nunca ha conocido el amor, algo mucho más brutal y violento que la decapitación del profeta Jochanaan”.