Está nominado a convertirse en uno de los rincones favoritos de España gracias a un concurso de Instagram, pero la realidad es otra bien distinta.
Los vecinos del callejón Croquer demandan una mayor atención a nivel municipal para con dicho icónico lugar, que pasar por ser uno de los más visitados de San Fernando.
La situación de las macetas que recorren el interior de la singular calle o el estado de las partes bajas de las fachadas, que reclaman a gritos una mano de cal, son algunas de las reivindicaciones que realizan los vecinos del callejón, compuesto por una veintena de viviendas.
Y es que afirman que la última vez que se le dio un lavado a Croquer fue un año antes del inicio de la pandemia de la Covid-19.
Una imagen de una excursión de turistas pasando por el callejón esta misma semana
El callejón Croquer sufrió una primera obra de remodelación en el año 1971 financiada por los propios vecinos, llegando la segunda actuación de envergadura en 1991 que en dicha ocasión salió de las arcas municipales con Antonio Moreno en la Alcaldía.
Desde entonces y hasta hace unos cuatro años se venían desarrollando labores municipales de mantenimiento, sobre todo el pintado de las partes bajas de las fachadas de las casas del callejón, e incluso el servicio de jardinería municipal cuidaba las macetas, pero todo eso ya ha quedado en el olvido.
“Al principio todos éramos jóvenes y se podía hacer algo, pero ahora casi todos los vecinos somos muy mayores y es muy difícil tener el callejón adecentado”, señala uno de los propietarios de una de las casas.
Cabe recordar además que en su día el callejón Croquer fue incluido en el catálogo del Peprich, es decir, que tiene una especial protección al pertenecer al casco histórico de la ciudad.