Las excavaciones arqueológicas realizadas por el Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Carmona (Sevilla) en pleno barrio de Santiago de la localidad han propiciado unos hallazgos de gran interés, entre los que destacan dos enterramientos de época hispano-musulmana y una fuente de cronología romana.
Según informa en un comunicado, en los enterramientos, los cadáveres se encuentran dispuestos de forma lateral sobre el costado derecho, con la cabeza hacia el oeste, pies hacia el este y rostro mirando hacia el sur, en dirección a la Meca, en fosas de escasa profundidad y reducidas dimensiones. Siguiendo los dictados coránicos, no contienen ajuares, pero sí se ha localizado en uno de ellos restos de una cubierta de tejas, y en el otro, fragmentos de tejas delimitando parcialmente la fosa.
Generalmente los cementerios de época islámica se situaban extramuros y próximos a las puertas de entrada de la ciudad, como es el caso de los cementerios sevillanos o granadinos. En la misma Carmona se han localizado fuera de murallas en el convento de Concepción y en la zona del Real, estos últimos excavados por G. Bonsor, famoso pintor y arqueólogo inglés afincado en la localidad a fines del siglo XIX. Sin embargo tampoco faltan ejemplos de enterramientos en el interior de la ciudad, como los localizados en la calle Sor Ángela de la Cruz de Carmona en el 2002.
Según añade, "aunque raros", los casos de enterramientos en el interior de la ciudad podían estar relacionados con la existencia de una Qubba o pequeña edificación donde era enterrado un santón y algunos de sus fieles, con una Rawda o cementerio donde se enterraban los altos dignatarios, o con una Zawiya o mezquita donde se enterraba su fundador y algunos de sus discípulos.
"Debemos mencionar el hecho de que tanto los enterramientos de Santiago como los de la calle Sor Ángela de la Cruz están situados muy cerca de iglesias a las que la tradición considera edificadas sobre antiguas mezquitas", indica. También, puede explicarse la presencia de estos enterramientos, por la existencia de antiguos cortinales o despoblados dentro de la ciudad en un momento de escasa demografía, y que luego al producirse un crecimiento poblacional estos terrenos fueran ocupados por las edificaciones, trasladándose los cementerios a las afueras.
UNA FUENTE DE ÉPOCA ROMANA
El otro hallazgo localizado durante la intervención arqueológica corresponde a una fuente de forma cuadrada, con unas dimensiones de 1,59 por 1,59 metros realizada con losetas de mármol de buen tamaño, en cuyo centro se conserva el tubo de plomo del surtidor que vertía el agua. Se encuentra pavimentada con un mosaico decorado con figuras de cuadrados de color blanco y negro de distintos tamaños, algunos de los cuales tienen en su centro una hoja de color negro, dando lugar a una bella composición.
Esta fuente estaría situada en el centro de un muro en el que se conserva una especie de pedestal o pilastra que tal vez sostuviera una hornacina o una estatua.
La pilastra tiene en su parte superior la superficie decorada con restos de mosaicos de color blanco y negro de forma trenzada y en la inferior pequeñas piedras planas de perfil quebrado, unas de alcor y otras de cuarzo, e incrustadas entre ellas como si de una gruta o un fondo marino se tratara, numerosas conchas de moluscos, mejillones, almejas, berberechos y caracolas, en armoniosa simetría.
Dado lo original de su forma y decoración, los arqueólogos municipales estiman que el conjunto puede formar parte de un Ninfeo o fuente ornamental dedicada a las ninfas, divinidades femeninas del medio acuático que vivían en las fuentes y en las grutas. Inicialmente los ninfeos se construyeron en grutas naturales, después se edificaron artificialmente provistas de agua, y con el tiempo se transformaron en una construcción con una hornacina en su interior de donde manaba una fuente.