Repensar las Atarazanas

Publicado: 23/10/2016
La Junta se puso en evidencia al hablar de riesgo de ruina del edificio, en contra de la Memoria del proyecto
La Asociación para la Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa) ha logrado una gran victoria, aunque de momento sólo sea parcial, con la decisión del Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº 9 de Sevilla de suspender cautelarmente la licencia de obras concedida por la Gerencia de Urbanismo el pasado 8 de enero para la ejecución en las Atarazanas del proyecto del arquitecto Vázquez Consuegra de transformarlas en un centro cultural dotado de una cafetería en la planta alta con vistas a la Giralda, de escaleras mecánicas y de otro tipo de modernos elementos. El caso empieza a parecerse peligrosamente para el Ayuntamiento al de la Biblioteca de la Universidad en el Prado de San Sebastián, que fue tumbada en los tribunales por entidades vecinales, ecologistas y conservacionistas de la ciudad.

La resolución del juez echa por tierra los dos grandes argumentos esgrimidos durante esta ya larga polémica por la Junta de Andalucía en cuanto propietaria del monumento, cuya gestión ha encomendado a la Fundación La Caixa, y por el arquitecto autor del proyecto.

Ha de recordarse que la representación de la Consejería de Cultura expuso ante el juez la necesidad de acometer los trabajos cuanto antes por el supuesto riesgo de ruina en que se hallarían las Atarazanas, un aserto que se contradice de forma flagrante con el permiso otorgado por la Junta para que se ruede en su interior la serie televisiva “Juego de Tronos” el próximo mes de noviembre.

Pues bien, en su resolución, el juez subraya que en la Memoria del Proyecto de Intervención se afirma que “el estado de conservación del edificio es muy aceptable” y que “destaca la estabilidad y capacidad portante (por error se transcribe “cortante”)  que ofrecen las series de arcos medievales”. Por tanto, la Junta se ha puesto en evidencia a sí misma delante del juez sosteniendo lo contrario de lo que se dice en el Proyecto.

Reversible o no

El segundo asunto, aunque primero en orden de importancia, resuelto por el juez ha sido el del carácter irreversible o no del proyecto de Vázquez Consuegra. Tanto éste en diversas declaraciones como los representantes de Cultura y de Urbanismo en su comparecencia en el Juzgado han sostenido que la intervención proyectada se podría revertir en cualquier momento en el futuro y por tanto devolver las Atarazanas a su estado actual, mientras que los conservacionistas de Adepa sostenían lo contrario, de ahí su solicitud de paralización de la licencia de obras como medida cautelar.

El juez constata que para sostener el incremento de carga que supone la construcción de una cafetería y de otros elementos en la planta superior se prevé en el proyecto la utilización de un total de 289 micropilotes de 15 centímetros de diámetro distribuidos entre los encepados de hormigón de las pilastras de ladrillo de la estructura mudéjar. A partir de esa constatación construye el corpus de su resolución, por la que otorga a Adepa la suspensión cautelar solicitada de la licencia de obras:

“Si  bien -razona- el encepado se separa de las pilastras mediante una lámina de PVC flexible, quedando éstas en parte cubiertas, no es menos cierto que quedarían atravesadas por las varillas proyectadas en algunas pilastras de 2,4 y en algunos casos 6 (sic). La instalación de estas barras mediante el denominado sistema DYWIDAG supone el taladro de las pilastras, según se señala en el epígrafe 3.13 de las Mediciones y Presupuesto del proyecto de ejecución incluyendo limpieza, protección anticorrosiva, introduciendo una barra roscada y vaina”.

Taladrado general

Esto supone a criterio del juez que todas las pilastras de las Atarazanas “serán taladradas”, porque habría que realizar aproximadamente 128 perforaciones en las mismas, cuando son “uno de los elementos esenciales de la histórica construcción”. “Es indudable -afirma- que de ejecutarse la obra y dictarse una hipotética sentencia estimatoria el daño ya se habría producido y sería imposible de parar”.

Según la resolución judicial, la circunstancia de que sea reversible y de que se puedan extraer las varillas y los micropilotes “no supone que no quede rastro de las mismas y que no incidan sobre las estructuras existentes”. “En este supuesto -añade- la reversibilidad sí afecta al edificio y, en concreto, al principal elemento digno de protección, que son las pilastras del siglo XIII sobre las que se sustenta. La extracción de las 128 barras de las pilastras y los 289 micropilotes dejarían inevitablemente huella sobre el edificio, que quedaría marcado para el futuro”.

El juez también valora los posibles daños que pueden originarse en el edificio por la perforación de los micropilotes, ya que hay que introducir maquinaria en el mismo y llevar a cabo las perforaciones, con las consiguientes vibraciones. En su opinión, igualmente la instalación de los micropilotes afectaría a los yacimientos arqueológicos en cuanto que habría que atravesar verticalmente el suelo de las Atarazanas con 289 perforaciones, desconociéndose lo que hay en su interior. En consecuencia, estima que “la ejecución de los micropilotes afectaría a los restos arqueológicos, y si bien podría ser reversible al desmontarlos, no hay lugar a dudas de que dejarían señales en el edificio y podrían destruir restos arqueológicos”.

Afección

Añade el juez en su resolución que “la ejecución de las obras afectaría de forma irreversible el edificio” y que aquéllas deben ser consideradas en su conjunto, de tal manera que los trabajos de cimentación están fundamentados en el aumento de las cargas, por lo que no se puede ejecutar por partes.

Y atención a este párrafo de su resolución: “Los micropilotes y los encepados son sobre lo que se sustenta el proyecto y éstos inciden sobre las pilastras al quedar abrazadas y perforadas; siendo éstas el elemento constructivo característico y de mayor antigüedad del edificio, deben ser objeto de protección con esta medida cautelar…..”.

La resolución judicial establece, pues, que las pilastras de las Atarazanas sufrirían  perforaciones no reversibles, una situaciòn que, salvando las distancias, colocaría  a Cultura en una tesitura parecida a la acaecida en la Alcazaba de Almería, cuyos muros sufrieron el pasado junio veinte perforaciones de 5 a 10 centímetros de profundidad para sujetar la estructura de un espectáculo. El escándalo suscitado provocó la apertura de una investigación judicial y la renuncia de la directora del monumento.

Mano tendida

Adepa ha recordado que las Administraciones no le han dejado más opción que acudir a los tribunales. De hecho, el recurso contencioso administrativo fallado a su favor es consecuencia de la desestimación, por silencio administrativo, de uno de alzada que presentó ante la Gerencia de Urbanismo. Y ésta ha sido la tónica con Adepa, a la que han dejado hasta fuera de las Comisiones de Patrimonio: el silencio por parte del alcalde, del delegado de Urbanismo y de Vázquez Consuegra.

“Desde hace tres años -afirman los conservacionistas- venimos pidiendo diálogo, pero la postura endiosada de algunos y el desprecio de otros han llevado a esta situación”.

El fallo judicial, aunque sólo sea una medida cautelar, debe obligar a las Administraciones a repensar el proyecto para las Atarazanas, ya que el actual no goza del respaldo unánime de la sociedad ni del Ayuntamiento (el Pleno ya se pronunció negativamente por la falta de transparencia). Adepa ha afirmado públicamente que tiende la mano a la Caixa y las Administraciones para que, con el mismo proyecto de Vázquez Consuegra modificado en aquello que a su juicio incumple la norma y que no valora por encima de todo el edificio, “haya futuro para este extraordinario monumento de la ciudad”.

Las Administraciones deben valorar si es mejor estrechar esta mano tendida y alcanzar un consenso sobre las Atarazanas con los conservacionistas o seguir arriesgándose a que la Justicia pueda tumbar definitivamente el proyecto actual y que el monumento continúe cerrado a cal y canto por tiempo indefinido.

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