Los cuatro ponentes que participaron en el debate sobre la Gavidia, organizado por CCOO en el Teatro Duque, coincidieron en líneas generales en mantener el uso dotacional del edificio como equipamiento para el Casco Antiguo en particular y la ciudad en general sin desechar proyectos vinculados a las nuevas tecnologías y respetando parte del espacio como Lugar de Memoria Democrática, en homenaje a quienes lucharon contra el franquismo y fueron allí torturados. Ninguno defendió la venta para uso comercial, hotelero o deportivo.
El consejero editorial de Publicaciones del Sur (Viva Sevilla) Manuel Jesús Florencio propuso que se destine a proyectos vinculados a la economía digital 4.0 o, en su defecto, a equipamiento público.
El ponente hizo un repaso cronológico de los principales hitos acaecidos desde la compra del edificio al Ministerio del Interior por el gobierno de Monteseirín en diciembre de 2006 a cambio de 9,9 millones de euros y de cinco solares para futuras comisarías valorados en 2,3 millones, y subrayó el despropósito de tal adquisición sin saber previamente qué uso darle.
Asimismo, destacó la concordancia en el modelo de ciudad de PSOE, IU y PP, ya que todos estos partidos acabaron coincidiendo en algún momento en el deseo de vender la comisaría para centro comercial, con la particularidad de que el gobierno de Monteseirín, que preconizó no especular con los suelos de Mercasevilla y por eso no admitió la oferta más elevada por los mismos, incrementó en un 20% el valor de la Gavidia tras su compra para tratar de colocarla en el mercado inmobiliario para centro comercial.
El consejero editorial de Publicaciones del Sur (Viva Sevilla) también se refirió al frustrado pacto presupuestario entre el PSOE de Espadas y el PP de Beltrán Pérez y por el que ambos habían acordado vender el inmueble por 10 millones de euros. A su juicio, para que la ciudad no perdiera dinero con la operación, teniendo en cuenta los gastos realizados en la vigilancia y el IPC acumulado en estos once años, el precio de venta debería ser de 12,7 millones de euros en números redondos.
En su opinión, Sevilla está sobrada de hoteles, centros comerciales y gimnasios, por lo que desde una estrategia de ciudad es conveniente la diversificación y dedicar la Gavidia a proyectos vinculados a la nueva economía digital o a una aceleradora de start-up, dada su privilegiada ubicación.
En su defecto, abogó por su conversión en un equipamiento público para reubicar allí todos los funcionarios municipales dispersos por distintas sedes y por las que se paga un elevado alquiler; ampliar la cercana Consejería de Justicia previa permuta o compensación al Ayuntamiento; crear un centro polivalente de atención al vecindario en línea con la propuesta de Participa, dado el envejecimiento del Casco Antiguo (el distrito con menos jóvenes de toda Sevilla); instalar un Fab Lab para aplicación de las nuevas tecnologías al turismo, como el de Lyon, o una Biblioteca “maker” y centro de fabricación digital como la recién abierta por el Ayuntamiento de Barcelona en el barrio de Les Corts.
TASACIONES Y VALOR ARQUITECTÓNICO
El periodista Carlos Mármol reveló cómo pese a tener el edificio un uso dotacional y no lucrativo y una valoración municipal de poco más de un millón de euros, el gobierno de Monteseirín se valió de dos tasaciones “sui generis” que lo valoraron como lucrativo (lo que no era) en 12 millones para así realizar la operación con el Ministerio del Interior.
Se preguntó, dado que el Consistorio no tiene aún la titularidad registral plena e Interior no ha construido las cinco comisarías a que se comprometió, por qué el Ayuntamiento ha pagado un millón de euros en su vigilancia, que quizás no le correspondería.
Mármol abogó por mantener la titularidad pública del edificio al servicio de los vecinos del Distrito y aunque estuvo abierto también a la implantación de proyectos de emprendedores preconizó que fueran titulados de alguna manera por las asociaciones ciudadanas.
Por su parte, el profesor Julián Sobrino realizó una defensa de los valores arquitectónicos de la Gavidia, que a su juicio se ha tratado de desacreditar con el argumento de su supuesta fealdad, y expuso su proyecto “Gavidia Tres Plazas”: revitalizar las plazas de la Gavidia, la Concordia y el Duque a partir de la recuperación de la antigua comisaría, donde reubicaría los servicios municipales dispersos y dedicaría espacios a usos sociales, culturales, lúdicos y también tecnológicos al servicio de los vecinos.
La decana del Colegio de Arquitectos, Cristina Murillo, también subrayó el valor arquitectónico del inmueble y cómo por su configuración en distintos módulos admitiría diversas funciones dotaciones para el Casco Antiguo, carente de suficientes equipamientos.
Sobrino y Murillo propugnaron un concurso internacional de ideas para rediseñar el interior y el entorno de la antigua comisaría.
Al acto acudieron ediles de CS, Participa e IU y una representante del gobierno municipal en un salón que se llenó de un público que participó activamente en el coloquio.