El Papa Francisco ha pedido confiar en la Virgen María las necesidades del mundo y, en especial, la "sed de justicia, de paz y de Dios", durante la homilía de la Misa celebrada este miércoles en el Vaticano con motivo de la festividad de Santa María en la XLVII Jornada Mundial por la Paz.
Asimismo, ha indicado que la Virgen, con su "ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios", traduce la fe de los católicos "en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras".
El Pontífice ha recordado el Concilio de Éfeso, el "gran momento" de la historia de la Iglesia antigua, en el que fue definida la divina maternidad de la Virgen, así como la construcción de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, primer santuario mariano de todo occidente, al que el Papa Francisco ha acudido en varias ocasiones tras su nombramiento.
"María está desde siempre presente en el corazón, en la devoción y, sobre todo, en el camino de fe del pueblo cristiano", ha afirmado el Pontífice, para añadir que la Virgen ha debido caminar por los
"mismos" caminos que recorren los cristianos, "a veces difíciles y oscuros".
Según Francisco, este camino de la fe está unido "de manera indisoluble" a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, dijo: "He aquí a tu madre" (Jn 19,27). "Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre", ha afirmado el Papa.
"Y la 'mujer' se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha
para acoger a todos los hombres, buenos y malos, y los ama como los amaba Jesús", ha subrayado.