Nació en Alemania, pero lleva media vida en Torremolinos. Juan Barba Veas y su esposa, Maria José Berrocal Mayorga, malagueña (del castizo barrio de Huelin), regentan la Cafetería El Abanico, de ambiente típico andaluz, auténtico centro de reunión social, en la Plaza de las Banderas de Torremolinos. Los clientes habituales de Cafetería El Abanico lo son porque aquí encuentran todos los días verdadero calor de amistad y familiaridad, además de un excelente y rápido servicio. Por supuesto, los productos, exquisitos y de inmejorable calidad, también influyen.
El personal es de una amabilidad sin límites, como en pocos lugares se ve. Begoña, cariñosamente Bego, bilbainita afincada en Torremolinos, donde fundó familia, es la chispa de la eficiencia, la pura expresión natural de la gracia y el movimiento continuo, y se desvela por que los clientes de El Abanico tengan el mejor y más ameno servicio. Bego tiene ojos y brazos para cada mesa y conoce a los más asiduos, que no son pocos. Con solo verlos llegar, antes de que se sienten, ya dispone rauda lo que sabe que van a pedir, pues conoce las apetencias de cada cual.
Un detalle muy peculiar, consecuencia lógica de la esmerada atención con que se obsequia al cliente en Cafetería El Abanico, es que a la hora del desayuno, e incluso entre horas, encontramos muchas caras conocidas de los negocios y oficinas de los alrededores. Es indudable que este concurrido lugar de la Plaza de las Banderas tiene un especial atractivo, un atractivo basado principalmente en el calor humano de las personas, tanto empleados como patronos, que hacen sentirse al cliente como en su propia casa. Aquí no se limita todo al servicio, sino que se va una milla más allá con el cliente. Más importante es el corazón que la boca.
- Juan, ¿desde cuándo funciona El Abanico?
- Abrí la cafetería con mi esposa justamente el 2 de junio del 2006, hace ahora cinco años.
- Esta esquina, que sepamos, no tuvo mucha aceptación en otros tiempos.
- No, pero yo estaba seguro de que, si establecía aquí algo diferente a un simple bar, algo con ambiente familiar que hiciese que los clientes se sintieran tan a gusto como en sus casas, el asunto prosperaría.
- Y prosperó…
- Desde el principio. Además, la plaza donde se ubica es muy acogedora. Pero lo esencial es tratar a los clientes como a verdaderos amigos, interesándonos por sus problemas personales. Si supieras la cantidad de gente que está sola, sobre todo de la tercera edad, sin nadie con quién conversar…
- Sois un poco el confesonario del barrio…
- Algo así. Es que, si no escuchas a la gente y te interesas en ella, aparte de que le des buen servicio, el trabajo se te va a pique. No vamos a decir el negocio, porque aquí la verdad es que cubrimos los gastos y con eso estamos contentos. Son cinco familias las que vivimos de este trabajo. En estos tiempos de crisis no se puede pedir más.
- El tipo de cliente habitual, ¿es el empleado, el empresario…?
- Tenemos de todo. Empresarios, trabajadores, funcionarios, amas de casa, jubilados… Todos son bien recibidos todos los días.
- Las horas de mayor tránsito suponemos que son las del desayuno, ¿es así?
- Las del desayuno son importantes. Muchos clientes vienen a degustar nuestra especialidad de tejeringos. Pero las horas de la merienda y las del picoteo salado de la noche no se quedan atrás..
- ¿Y cómo fue que se te ocurrió el nombre de El Abanico?
- Buscaba algo que fuera típicamente español, preferentemente un nombre que atrajera a las damas, y se me ocurrió que una de las cosas más típicas de España es el abanico, inseparable complemento de la mantilla y la peineta de nuestras manolas.
- Tengo entendido que habéis ganado algunos premios en los concursos de escaparates patrocinados por la ACET y el Ayuntamiento, entre otros.
- Bueno, en cinco años hemos tenido el privilegio de conseguir tres primeros premios y dos segundos en varios concursos de escaparates. Ten en cuenta que cuando llega la Feria adornamos la cafetería como una caseta, con música de sevillanas y rumbas, y el ambiente que se respira tanto dentro de la cafetería como en la plaza es realmente el de la feria, y esto no pasa inadvertido. Atrae a muchos. En esas fechas tan señaladas ofrecemos al público una auténtica feria de día, pero con un ambiente de familiaridad increíble.
- Por cierto, también en Navidad soléis adornar el escaparate con un original nacimiento donde personajes y casas son andaluces.
- Sí, y eso les encanta a nuestros clientes, por eso lo hacemos.
- ¿Tenéis algún personaje de fama entre los clientes?
- Tenemos el placer de contar, sobre todo en las vacaciones, con artistas como Conchita Ferrer y Maruja Lozano. También nos visita, entre otros, un matrimonio de Córdoba que son los padres del productor de la famosa serie televisiva Arrayán.
- ¿Y extranjeros?
- Extranjeros tenemos un montón. Claro que la mayoría son esporádicos, como es natural. Cuando pasan por la plaza, les llama la atención tanto el monumento del Rapto de Europa como el conjunto de las banderas europeas, donde se hacen fotos. De paso les llama la atención el tipismo español de la cafetería El Abanico y también se paran a hacerse fotos, además de tomarse una cerveza.
Impresionante la calidad humana de las personas que conforman la Cafetería El Abanico, siempre atentas a los nobles deseos y necesidades de quienes, más que clientes, consideran amigos. Ya el cálido apretón de manos de Juan Barba transmite la más genuina de las empatías.