El tiempo en: Almuñécar

El Puerto

Había una vez un circo

Roberto Muñiz, el que en su día encabezó el “grupo de Jaén”, medita pedir una moratoria a la Federación Andaluza.

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai

Dicen que el pasado siempre vuelve. A veces éste te evoca al presente los motivos para contextualizar la realidad con unas perspectivas mucho más claras de lo que entonces, no dejaba ver.

Corría el verano de 2008. El club acababa de prescindir de su secretario técnico Javier Otero. Tormentas en el firmamento, declaraciones altisonantes y el principio del ocaso. Los recortes empezaban a marcar un proyecto mucho más modesto y donde prescindir de la megalomanía era fundamental.

Más que interés, la obligación mandaba. El autoconvencimiento jugaría un papel clave. Las pretensiones eran menores y el grifo se cerraba sí o sí. El sufrimiento pasado señaló y sentenció.


Una temporada más había que hacer un nuevo equipo y sobre él, una premisa más que importante, construirlo con mimbres baratos, muy baratos. Un perfil más de andar por casa. Nada de fichajes mediáticos. La orden era clara, había que evitar pagar más de lo necesario, un tope salarial marcado por 6.000 euros mensuales. Ni uno más ni uno menos. De ahí para abajo. Y para abajo se fue.

Era la tercera temporada seguida en Segunda B, ésta sería la última. Y es que para entender el final y los movimientos actuales, hay que remontarse cinco años atrás.

El fútbol y todas sus escalas se adaptan a cualquier medida. Para cada situación hay figuras acordes a lo demandado. Y es que de situaciones límites siempre salen al rescate personajes que de una manera u otra se acomodan a lo requerido. Tan adaptable como real. Representante a la medida y futbolistas acordes a la situación.

Marbella, junio de 2008. Conversaciones y fichajes a espuertas forman un equipo de la noche a la mañana sobre mesa y mantel. Todo a pedir de boca. Días más tarde se oficializaría la contratación de Albert Ferri. Bajo el brazo, un equipo de “soldados” con el técnico metido a sargento. Todo tenía la firma y la bendición de Roberto Muñiz.

El asturiano, el representante, supo ganarse la confianza del que quería escuchar que lo bueno, bonito y barato era la clave del éxito deportivo que buscaba. La triple b se inventó en una noche calurosa de verano. El tiempo se encargaría de desmontar lo desmontable seis meses después.

También en verano y rememorando un lustro atrás, el que entonces lideraba el grupo de Jaén, vuelve a tener al Racing Club Portuense como objeto de deseo. Ahora, de la mano del empresario francés Papi Diop, vuelve a la escena.

Roberto Muñiz, que en su despedida, afirmó que para ponerse al frente de una institución y “para ser directivo en fútbol hay que tener dinero“, es el mismo que deberá abonar los 23.000 euros para solicitar una moratoria. O el que aconsejó a sus jugadores representados y coincidiendo en la previa de un Cádiz-Racing, no disputar el partido para evitar lesiones.

O el que no importó pregonar a los cuatro vientos su deseo de hacer “negocios dentro de la ley”.

Sin notificación, sin credibilidad y ¿sin dinero?

Este jueves mantenían un encuentro con la Federación Andaluza de Fútbol para expresar el plan de intenciones para el caso de solicitar una moratoria. El organismo futbolístico ha dejado claro que son 23.000 euros los que deben ser abonados para que el equipo pueda competir esta temporada.

Ni que decir tiene, que tanto las letradas que llevan el Concurso de Acreedores, al igual que el Secretario en funciones, seguían, al cierre de esta publicación, sin tener notificación ni contacto alguno para oficializar dicho requerimiento a la Andaluza.

Según ha podido saber este periódico, a lo largo del día de hoy tomarán definitivamente la decisión de solicitar o no dicha moratoria.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN