Peligros para el tejido industrial

Las administraciones, y con ellas, también por la parte que les toca, las organizaciones sindicales, tienen que estar muy pendientes de cómo discurre el futuro inmediato del escaso tejido industrial con que contamos, pues si ya en los últimos años no estaba el horno para bollos, en las actuales circunstancias es mucho más urgente mantener un estado de cierta inquietud para que no nos engañen como ocurrió en tiempos pasados, cuando para sacar a flote determinadas empresas hubo quienes llegaron prometiéndolo todo a cambio de suculentas subvenciones oficiales, y a la hora de la verdad se fueron sin dar la cara por unas aventuras que quebraron expectativas y a la postre destruyeron em- pleo. Por un lado está la larga espera de los ex trabajadores de Primayor que llevan año y medio pasando su calvario mientras han mantenido en todo lo alto la ilusión por la llegada de Dhul y Proasego, si se resuelven las incógnitas legales pendientes. Ahora aparece otra preocupación, que esperemos que no lo sea, el anuncio de la compra de la fábrica de Cuétara por la potente Nutrexpa. En principio no hay datos sobre los que establecer una opinión o sobre los que encender ninguna señal de alarma, pero hay que estar despiertos. En ninguna ocasión, pero menos aún ahora, podemos admitir que se  ponga en peligro un bien de la ciudad  tan necesario como escaso.