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Jerez

El Cristo reafirma su poder de convocatoria 33 años después

Presidió por segunda vez un Vía Crucis de las Hermandades de Jerez que ya le tuvo como protagonista en 1984

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El Santísimo Cristo de la Expiración volvió a presidir ayer el Vía Crucis de las Hermandades después de haberlo hecho por primera vez en 1984, hace ya 33 años. Al igual que entonces, el crucificado de la ermita de San Telmo reafirmó su poder de convocatoria, hasta el punto de que la Santa Iglesia Catedral -que acogió el rezo y meditación de las diferentes estaciones del Vía Crucis- fue incapaz de absorber tanto al cortejo como a las numerosas personas que quisieron acceder a su interior.

El amplio cortejo partió de la iglesia de San Francisco a las seis de la tarde. El Cristo de la Expiración fue portado por sus hermanos sobre su habitual paso de salida. Sin embargo, la Mayordomía incorporó una serie de novedades que llamaron poderosamente la atención. Así, los candelabros de guardabrisas fueron esta vez sustituidos por el juego de hachones del Cristo de la Defensión y el tradicional monte de claveles rojos dio paso a una reproducción del Gólgota.

El Cristo de la Expiración lució la vela de terciopelo oscuro salpicada de estrellas y una corona de espinas natural. El cortejo llegó a la Catedral antes de las ocho de la tarde, iniciando el Cristo su regreso a San Francisco sobre las nueve y media de la noche. En ese recorrido de vuelta -que incluyó enclaves como San Miguel o las calles Barja y Pedro Alonso- no faltaron las saetas.


Una obra inédita de Álvarez Beigbeder

El Vía Crucis permitió la histórica recuperación del Canto al Cristo de la Expiración de Germán Álvarez Beigbeder, una obra que ha salido a la luz gracias a las obras de rehabilitación de la ermita de San Telmo. La pieza fue interpretada en el interior de la Catedral por la capilla musical que dirige el organista Ángel Hortas, que contó con la destacada aportación del tenor Francisco Escala y un conjunto de cuerda.

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